domingo, 29 de marzo de 2015

Concierto para Instrumentos Aumentados

Laboral, Centro de Arte y Creación Industrial. “Encuentros de música electroacústica”. Fundación Municipal de Cultura. Viernes 20 de Marzo.
La quinta edición de “Encuentros de música electroacústica”, llegó a su fin con un concierto singular cuyo título despertaba curiosidades: “Concierto para Instrumentos Aumentados”.  ¿Aumentados? Esto es nuevo.  Para los seguidores de la música  contemporánea  hablar  de indeterminación, uso del azar, happening, performance, arte multimedia… es habitual, ya que son  términos que forman parte del acervo de las vanguardias del siglo XX. Sin embargo no olvidemos que estos términos, o mejor dicho estas prácticas (el término suele darse a posteriori), surgieron en encuentros similares al  ofrecido por iniciativa del Taller de Músicos de Gijón. Posiblemente  no con tanto bombo y platillo, ni con tantos medios económicos,  como los encuentros en el Black Mountain College  de los años 50’ ( por poner un ejemplo), donde se reunían  muchos artistas como John Cage,  Merce Cunningham o la mismísima Yoko Ono,  pero la esencia es la misma.  Se trata de dar cabida a iniciativas de intérpretes y creadores sonoros que buscan la experimentación del sonido más allá de los cauces habituales.
En esta ocasión se apuesta  por la experimentación con instrumentos tradicionales valiéndose de la tecnología para “aumentar”  las posibilidades sonoras de los mismos. Así pudimos disfrutar de diferentes propuestas de la mano de músicos con gran peso curricular, unas con más acierto que otras, pero  al fin y al cabo todas innovadoras  porque de eso se trata. 
El violinista Alejandro Morán abrió el concierto con una composición inspirada en la Grecia épica titulada “Demodocos Geistesblitz para violín aumentado”.  Mediante una pastilla adherida al instrumento capta la sonoridad y la transmite a un ipad para que procese el sonido y lo aumente a base de echos, delays y resonancias, al mismo tiempo que  juega con diferentes tesituras y dinámicas para crear efectos imposibles en un violín tradicional.  La  propuesta de la segunda obra “Elogio de lo ausente”,  tocando en un piano de juguete un tema de Schumann y  “aumentando” el sonido por medio de un piano grabado y un altavoz me pareció interesante sobre el papel, pero el resultado final no me convenció.
Buenas sensaciones causó “Momentum Kinésica” para guitarra, electrónica en vivo y dos guitarras solas.   Moisés Arnáiz toca en directo una guitarra que transmite el sonido a otras dos apoyadas en sus soportes, haciendo que resuenen a la vez.  El sonido  es procesado a través de un ordenador  y  el sonista  Honorino García,  mediante una Xbox, lo captura con sus manos y lo mueve a través de movimientos similares al tai chi.
“Transducción Aérea” de Francisco Javier Rodríguez fue compuesta para esta ocasión.  La idea es aprovechar las TICs y dotar al instrumentista de la capacidad de controlar el sonido activando o desactivando los procesos a tiempo real.  Mediante un sistema de cuadrafonía el sonido viaja por todo el espacio físico que ocupa el escenario donde se halla el público, transmitiendo sonoridades curiosas.   El concierto finalizó con la obra “Turbo” de Alfonso Mollá (tuba) y Miguel Fernández (sonista), donde se apuesta por la improvisación y se aprovecha el espacio interactuando con el público.

No sé si esto de “instrumentos aumentados” se verá alguna vez reflejado en los libros de historia de la música, lo que sí sé es que hay que apoyar en la medida de lo posible este tipo de iniciativas y darle cabida a artistas que no se conforman sólo con reproducir patrones  estandarizados.
Crítica para el periódico La Nueva España.  

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